La Acupuntura es un sistema científico de tratamiento, capaz de mejorar, corregir o prevenir las enfermedades sirviéndose para ello de la estimulación producida en diferentes puntos anatómicos ubicados en distintas partes del organismo humano o animal. La estimulación de estos puntos anatómicos, llamados puntos de acupuntura, puede realizarse por medio de diferentes instrumentos, como las conocidas agujas de acupuntura, el laser u otros, instrumentos estos, que son los que habitualmente se usan en la práctica de esta ciencia milenaria.
Para entender con mayor facilidad en qué consiste el sistema energético vital, haremos una comparación con otros sistemas con los que estamos más familiarizados, como por ejemplo el sistema circulatorio, que partiendo del corazón, se extiende por todo el organismo sirviéndose para ello de diferentes vasos arteriales que distribuyen la sangre enriquecida por todo el cuerpo. Así mismo sucede con el sistema nervioso, que partiendo del cerebro, se extiende a lo largo y ancho de la anatomía humana, utilizando múltiples ramificaciones nerviosas capaces de aportar la sensibilidad necesaria a todo el conjunto anatómico.
Pues bien, con igual similitud, existe también un extenso sistema de recorrido de la energía, que partiendo de los pulmones, el estómago y los riñones, se extiende por cada una de la partes orgánicas, cabeza, tronco (órganos) y extremidades), nutriendo de energía vital a cada una de ellas. Esta energía procede de la alimentación ingerida en el estomago, el oxigeno recibido en los pulmones y la energía ancestral depositada en los riñones del individuo por sus progenitores. Hoy llamada genética por la medicina moderna, pero que los iniciados en acupuntura ya conocían hace milenios.
La correcta distribución de estas energías vitales por todo el organismo, es lo que hace posible el funcionamiento de los órganos principales (hígado, pulmones, estomago, etc.) y por tanto, la vida. Los recorridos energéticos por los que discurre esta energía vital reciben el nombre de Meridianos o Canales energéticos. El número de estos canales es de catorce. Llevando diez de ellos el nombre del órgano principal con el que más relación tienen, esto es: Meridiano del Pulmón, Meridiano del Intestino Grueso, Meridiano de la Vejiga, del Corazón, etc.
La obstrucción en el recorrido de la energía de estos meridianos, así como el exceso de fluido energético en ellos (plenitud) o la deficiencia (vacio), impiden que la energía llegue en la cantidad debida a los órganos principales y otras partes anatómicas por las que discurren, ocasionando con ello la mayor parte de las enfermedades.
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