lunes, 24 de noviembre de 2014

El miasma psórico

Hahnemann hace provenir toda enfermedad de la psora, siendo comprendida como la causa fundamental de toda enfermedad y la base de cada una de ellas. 

Psora se deriva de fora que quiere decir: sarna. La característica funcional de esta alteración es la deficiencia en el desarrollo de la función. En el ámbito mental, la hipofunción se traduce en inhibición de la función psíquica (lo que alopáticamente podría verse como inhabilidad). Esta inhibición se traduce en un freno. Podemos apreciar esto en salud mental expresado en una persona que si bien puede tener momentos aceptables de energía, se encuentra como atada y no logra dar sino determinados movimientos y en determinado sentido.
Eso es claro desde el punto de vista psicodinámico en el sentido en que la enfermedad mental se encuentra determinada y/o expresa en la utilización rígida y estereotipada de ciertos y a la postre, únicos mecanismos de defensa, sin que la persona afectada pueda poner en ejecución todo el repertorio constitucional que de ellos tiene a su disposición, sino que emplea solamente algunos pocos mecanismos, ante cualquier estímulo externo o interno que elicite sus defensas.

Desde el punto de vista mental encontramos en la psora algunos síntomas básicos y fundamentales como son:
  • Ansiedad: es el síntoma más predominante y característico de la afección psórica. La psora, biológicamente hablando, se caracteriza por el prurito. La ansiedad representa entonces un prurito mental y si lo miramos con detenimiento desde los propios estados de ansiedad del lector, nos daremos cuenta que así parece ser. Desde un punto de vista alopático, la ansiedad que no es desbordante y que se encuentra al servicio del Eros, constituye en el motor de la vida psíquica y a la vez es el afecto fundamental sobre el cual se establece cualquier forma de enfermedad mental.
  • Timidez.
  • Falta de confianza.
  • Minusvalía.
  • Necesidad de protección, la que se expresa como docilidad, dependencia.
  • Reflexivo a causa de la lentitud.
  • Reservado, no se deja conocer fácilmente.
  • Observador.
  • Lento o perezoso física y psíquicamente hablando.
  • Tendencia al aislamiento que puede llegar a expresarse como mutismo, lo cual es un síntoma más syphilitico
  • Parálisis frente al peligro.
  • Tendencia a la tristeza (que, ojo, puede encontrarse en los tres estados miasmáticos). La tristeza psórica es reposada, más en el corazón que expresada abiertamente, para no molestar a los demás.
  • Llanto silencioso y en aislamiento para no molestar, a diferencia del sycótico que lloraría en soledad pero motivado por una convicción personal que ese acto es una cobardía.
  • Tendencia al mal humor, lo que le mortifica, le introvierte.
  • Debilidad de memoria. En sí no es olvidadizo ya que la persona psórica logra retener, es decir, el problema no está en la memoria de fijación, sino en la de evocación.
  • Celos, generados desde la minusvalía e idealización del ser amado. Teme que no pueda dar la suficiente seguridad a su pareja.
  • Difícilmente demuestra su afecto, a pesar de ser afectuoso.
  • Sexualidad contemplativa. No se lanza a la conquista sino que le es más fácil mantenerse apartado, contemplando. Puede expresarse ello en la tendencia masturbatoria, obviamente escondida ya que si fuera franca y en público, correspondería a otro miasma (tendencia enfermante). Podría llegar a ser voyerista.
  • Disminución del deseo sexual y del deseo por las cosas que antes le satisfacían.
  • Polemista cuando escribe pero no cuando habla ya que no tiene facilidad de palabra y por otra parte, porque la persona psórica tiene una baja capacidad para elaborar pensamientos de forma rápida. Suele ser el grupo de personas que dicen que luego de una pelea, se quedaron pensando en lo que deberían haber dicho y horas o días después tienen perfectamente claro lo que hubieran debido hacer.
  • Solitario. En soledad se siente tranquilo.
  • Cansancio de la vida, sin rechazo a la misma, sino experimentando un gran desagrado por ella.
  • Ideación suicida. En realidad medita sobre él, pero no lo lleva a cabo; no se va a suicidar porque tiene un freno. Podría llegar a buscar la forma de intentarlo, pero en el momento de llevar a la práctica el acto destructivo, carece del valor suficiente para hacerlo.
  • Agresivo únicamente cuando "le llenan la copa". No sabe expresarla y le cuesta trabajo hacerlo. En realidad, reprime (o psicodinámicamente, suprime) los componentes agresivos de su personalidad o los expresa de una manera velada, bien sea como agresividad pasiva o bajo el uso de chistes que la traduciría.
  • Al ingerir licor, se extrovierte, pudiendo llegar por eso al abuso alcohólico.
  • Somnolencia y sueños ansiosos.
Ahora bien, sobre la base psórica se presentan otras manifestaciones mentales, otros síntomas relacionados con los otros dos miasmas que serán tratados en las próximas entradas.


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