La conjuntivitis alérgica o primaveral se produce cuando el tejido que recubre los párpados y la parte blanca del ojo –llamada conjuntiva– se inflama debido al contacto con algo externo (alérgeno), causando incomodidad ocular y una reacción alérgica. Suele ocurrir cuando empieza a llegar el calor, normalmente en primavera, de ahí su nombre. Dicha sustancia, que para algunos individuos no representa ningún problema, para otros desencadena una reacción de histamina responsable de la inflamación.
Una de las sustancias que produce con más frecuencia esta reacción es el polen presente en el medio ambiente, sobre todo en la época primaveral. Otras sustancias comunes que actúan como alérgenos pueden ser los ácaros, presentes en el polvo de los hogares, y partículas de animales, principalmente de perros y gatos. Además de las manifestaciones oculares, es común también encontrar síntomas respiratorios como rinitis, tos, disnea (ahogo) y también, en casos más graves, asma.
El tratamiento que ofrece la Medicina Occidental (MO) suelen ser colirios tópicos y antihistamínicos orales para bajar la inflamación, que normalmente alivian los síntomas agudos de la conjuntivitis pero el malestar vuelve cuando se está otra vez en contacto con el alérgeno.