Durante mucho tiempo se ha pensado que la flora intestinal servía fundamentalmente de refuerzo para las defensas y, efectivamente, garantiza el 80 % de sus defensas inmunitarias. Que no es poco. (1)
Se han hecho progresos científicos en este campo y, recientemente, los investigadores han descubierto que la flora intestinal también incide sobre el control del peso.
Hoy me gustaría hablarle del Lactobacillus gasseri, una bacteria probiótica que cuenta con propiedades muy interesantes, pero que pese a ello es bastante desconocida. Los investigadores han podido observar que dotar a su flora intestinal de Lactobacillus gasseri (o L. gasseri) puede ayudarle a perder los kilos de más.
Con frecuencia, la bacteria L. gasseri se ve eclipsada por su primo el Lactobacillus casei (o L. casei), que encontramos en los productos lácteos fermentados a la venta en supermecados (tipo Actimel).
La mayoría de las bacterias probióticas, como el L. casei, se utiliza para mejorar las defensas inmunitarias. Sin embargo, esto está cambiando.
Los investigadores punteros están constatando que la composición de la flora intestinal es la responsable de la obesidad y la diabetes de tipo 2.
Flora intestinal y sobrepeso
En materia de tratamientos para la obesidad y la diabetes de tipo 2 hay una revolución en ciernes. Los investigadores consideran que la introducción de bacterias beneficiosas en el intestino podría resultar clave para tratar la obesidad.
Nuestro sistema digestivo alberga cerca de 500 especies diferentes de microorganismos que participan en la digestión y la inmunidad. ¡Hay miles de millones de ellos! Conforman un ejército de billones de microorganismos que pueblan su intestino y que, día y noche, lo protegen, lo limpian e impiden que las bacterias y levaduras nocivas se desarrollen y les quiten el sitio.
Para que se haga una idea, su cuerpo contiene diez veces más de estos microorganismos que de células, es decir, 100 billones –nada menos que 14 ceros–. (1)
A este inmenso ejército lo llamamos “flora intestinal”.
Exceso de pasta, pizzas y azúcares
El problema fundamental de la alimentación básica moderna reside en que degrada la flora intestinal al reducir su diversidad y potenciar la proliferación de microorganismos muy nocivos. Los antibióticos agravan estos efectos, ya que destruyen las bacterias beneficiosas que viven allí desde que usted nació y hacen que proliferen los microorganismos indeseados.
La acción del gluten puede compararse con una fricción constante de la pared interna de su intestino con un papel de lija, que va destruyendo la mucosa que protege la pared. Esta mucosa se compone de miles de millones de bacterias únicas, que se encargan de poner orden en su intestino para mantenerlo limpio y sano.
La pared de su intestino se vuelve entonces porosa y deja que todo tipo de sustancias nocivas pasen a la sangre, lo que provoca innumerables alteraciones, entre otras una aceleración de la acumulación de grasas.
Todos los alimentos azucarados o que se transforman rápidamente en azúcar también resultan nefastos para su flora intestinal. Tal es el caso de la glucosa de las patatas, la fructosa de los zumos de fruta y la lactosa de los productos lácteos. Todos ellos favorecen la proliferación de una flora fúngica (hongos) que altera la inmunidad y conlleva una mayor exposición a la diabetes, la obesidad, los accidentes cardiovasculares y algunos tipos de tumores.
El desequilibrio de la flora intestinal puede provocar sobrepeso o dificultar la pérdida de peso. En numerosos estudios se ha observado que la flora de las personas obesas tenía una composición diferente a la de personas delgadas. (1)
El L. gasseri le ayuda a perder esos kilos de más
Unos investigadores japoneses han llevado a cabo un estudio cuyo objetivo consistía en evaluar el impacto del probiótico Lactobacillus gasseri en la obesidad. Llevaron a cabo un ensayo clínico aleatorizado doble ciego enfrentado a placebo en varios centros clínicos sobre un total de 87 individuos con exceso considerable de grasa abdominal. Tras 12 semanas, los individuos que siguieron el tratamiento con L. gasseri habían perdido de media un 4,6 % de su grasa abdominal y un 3,3 % de su grasa subcutánea. Además, habían perdido un 1,4 % de su peso y reducido un 1,8 % el contorno de su cintura. (2)
Este estudio confirma los resultados de un ensayo anterior que había demostrado la eficacia del L. gasserien la disminución de los niveles de grasa en animales. (1)
No obstante, sumado a una alimentación sana y a actividad física, el probiótico L. gasseri puede marcar la diferencia. Está claro que si mantiene una alimentación sana y hace ejercicio pero, pese a todo, sigue sin ver los efectos en su báscula, el L. gasseri puede ser el desencadenante que le haga perder sus kilos de más.
Del mismo modo, podrá tener la flora intestinal a su favor o en su contra, en función del cuidado que le dedique.
Una buena flora intestinal puede ayudarle en la digestión, aportarle los nutrientes y las vitaminas necesarias, mejorar su metabolismo para almacenar menos grasas y protegerle contra virus, hongos, bacterias malas y contra las enfermedades que están al acecho.
Una flora intestinal en mal estado no sólo le dejará sin defensas frente a ataques externos, sino que también entorpecerá su digestión, con un incremento del riesgo de estreñimiento, diarrea, etc. Pero, sobre todo, permitirá que bacterias nocivas, levaduras, hongos oportunistas y patógenos (Candida albicans) proliferen en su intestino, ya que tienen garantizado el calor, el alimento y la protección que necesitan.
Resulta por tanto fundamental que proteja su flora intestinal.
Si se asegura de que su tubo digestivo esté bien poblado de L. gasseri, conseguirá reequilibrar su flora intestinal y mejorar su metabolismo. El L. gasseri hace que la mucosa intestinal sea menos permeable a microorganismos patógenos y modifica las señales químicas que gestionan la grasa por todo el cuerpo, lo cual favorece la pérdida de peso.
El probiótico de la leche materna
El L. gasseri ya era conocido como probiótico para el refuerzo de las defensas inmunitarias. Se realizó un ensayo clínico aleatorizado doble ciego frente a placebo en 44 niños con alergias. Los niños que recibieron los probióticos experimentaron una aceleración de su reacción inmunitaria a las alergias y su salud mejoró. (4)
Su flora intestinal es herencia de su madre, así es la naturaleza. Antes de nacer, el tubo digestivo es estéril, pero al salir del vientre materno, la flora vaginal de su madre puebla su intestino. Después, la leche materna le procura otras bacterias probióticas indispensables como el L. gasseri.
Hoy en día, las cesáreas y los biberones de leche pasteurizada hacen que a menudo no sea la madre quien garantice este poblamiento temprano. Con la cesárea, se salta la etapa de colonización a través de la flora vaginal y, si además el recién nacido no es amamantado, tampoco obtiene esas bacterias maternas buenas que deberían poblar su intestino.
Tomar L. gasseri es por tanto una forma de reconstruir la flora intestinal sana y sólida.
El problema de los probióticos por vía oral
Cuando se ingieren probióticos, lo lógico sería pensar que pasarán por su sistema digestivo para proliferar en su intestino. Pero en realidad les espera un camino tortuoso.
Las bacterias probióticas sufren los ataques ácidos de las enzimas de la saliva y del estómago. La mayoría de las bacterias desaparece y las que sobreviven ya no tienen la posibilidad de instalarse en el intestino una vez superada la barrera del estómago.
Para simular los ataques ácidos, unos investigadores del Agroscope de Berna (organización gubernamental suiza dedicada a la investigación alimentaria y ambiental) dispusieron una cepa de L. gasseri en una solución de sal biliar al 0,3% durante tres horas. Al término del experimento, las bacterias L. gasseri habían sobrevivido. También expusieron la cepa de L. gasseri a un medio ácido en el que el PH era igual a 3 durante tres horas y constataron que la población de bacterias se había reducido a la mitad, lo que es una buena proporción. (5)
Estos mismos investigadores llevaron a cabo un estudio en unos cochinillos a los que dieron L. gasseridurante dos semanas. Como esta bacteria proviene de la leche humana, resulta completamente extraña a la especie porcina. Al examinar sus heces tras la ingesta, los investigadores hallaron residuos de la cepa deL. gasseri, incluso una semana después del tratamiento, lo que es una prueba más de que las bacterias habían sobrevivido a la digestión. (6)
En consecuencia, el L. gasseri es un probiótico que podrá tomar con la seguridad de que conseguirá reforzar su flora intestinal.
Juan-M. Dupuis
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Fuentes:
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- Kadooka Y1, Sato M, Imaizumi K, Ogawa A, Ikuyama K, Akai Y, Okano M, Kagoshima M, Tsuchida T., “Regulation of abdominal adiposity by probiotics (Lactobacillus gasseri SBT2055) in adults with obese tendencies in a randomized controlled trial”. Eur J Clin Nutr. 2010 Jun;64(6):636-43. doi: 10.1038/ejcn.2010.19. Epub 2010 Mar 10.
- Nutrition soins santé, Effet du microbiote sur notre santé : obésité et diabète de type II.
- Martínez-Cañavate A1, Sierra S, Lara-Villoslada F, Romero J, Maldonado J, Boza J, Xaus J, Olivares M., “A probiotic dairy product containing L. gasseri CECT5714 and L.coryniformis CECT5711 induces immunological changes in children suffering from allergy”. Pediatr Allergy Immunol. 2009 Sep;20(6):592-600. doi: 10.1111/j.1399-3038.2008.
00833.x. Epub 2009 Jul 8. - Bogovic-Matijasic B, Rogelj I: Bacteriocinogenic activity of lactobacilli isolated from cheese and baby faeces. Food Technol Biotechnol 1999, 37:93-100.
- Bogovic Matijasic B, Stojkovic S, Rogelj I: “Survival and in vivo adhesion of human isolatesLactobacillus gasseri LF221 and K7 in weaned piglets and their effects on coliforms, clostridia and lactobacilli viable counts in faeces and mucosa”. J Dairy Res 2006, 73:417-422.
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